Mindfulness infantil para la temporada de fin de año

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El fin de este año se acerca; un año que ha sido, en pocas palabras, complicado. Entre desajustes en fechas laborales y escolares, bolsillos apretados, prisas y compras de temporada, y las dificultades propias de la pandemia, tal vez sientas que necesitas un muy merecido tiempo de relajación y paz. Pero, ¿qué hay de tus hij@s?

Podría parecer que las vacaciones es el periodo del año de mayor relajación y tranquilidad para los niños, que ya no tienen que lidiar con tareas y clases. Sin embargo, esto no necesariamente el caso. La realidad es que durante las vacaciones muchos niños son “botados” frente al televisor o la consola de videojuegos, o pasan horas al día con los ojos puestos en pantallas de dispositivos digitales. Agregando el estrés de los padres y madres, en realidad puede convertirse en todo lo contrario a un periodo de relajación. 

Por ello, en esta ocasión te traemos una recomendación: mindfulness infantil.

El mindfulness es una práctica hermanada a la meditación y que busca traer a la persona al presente y a la conciencia profunda de existir. Se enfoca en los pensamientos, sensaciones y experiencias que nos suceden y atraviesan nuestro cuerpo y mente, sin juzgarlos. Lograrlo nos brinda sentimientos de contemplación, serenidad, plenitud y aceptación.

Al practicar las distintas variantes de este ejercicio emocional, mental e incluso espiritual, los niños pueden verdaderamente entrar en contacto con el mundo de una manera presente, activa y despierta. Les ayuda a lidiar con el estrés (propio o asimilado), identificar emociones que puedan no ser tan aparentes en la superficie, conocerse más a sí mismos y disfrutar más profundamente de sus actividades en general. 

Aquí tienes algunas ideas para empezar:

Ejercicios de mindfulness para niñ@s y adolescentes

Contacto con las emociones.

Imaginen que son meteorólogos y describan sus emociones como si describieran el clima en un ecosistema. ¿Cómo se percibe?¿Cómo se siente? ¿Qué nombres y qué intensidades les pondrían? ¿Hay calor? ¿lluvia?¿Está despejado o nubloso? Hay muchísimas opciones.

Respiración diafragmática.

Al estar conscientes de la importancia y los cambios en la respiración, pueden aprender a regular los impulsos emocionales que sienten en sus cuerpos, por ejemplo, cuando hay miedo, frustración, estrés, cansancio o sobreestmulación. Existen muchas técnicas que puedes probar; una muy útil es hacer que tomen su peluche favorito, se acuesten en el suelo con el peluche en la panza, y que lo hagan subir y bajar con una respiración profunda. También puedes probar con visualizaciones, como decirles que imaginen que son burbujas que se contraen y expanden, flotando en algún paisaje agradable. 

Comer conscientemente.

No sólo devoren: al comer, invita a tu hij@ a notar todas las texturas, olores, sensaciones y sabores diferentes. Que comer se convierta en una aventura novedosa. Además de traerles al presente, minimizando ansiedades, es una actividad que estimula el cerebro, la imaginación, ¡e incluso la digestión!

Gratitud.

Esta es una práctica que trae muchísimos beneficios emocionales y espirituales. Enseña a l@s niñ@s a no dar por sentado las cosas buenas que les pasan o que poseen. Hagan una lista, mental o hablada, de las cosas que agradecen ese día; pueden cerrar los ojos e imaginarlas.

¿Qué nos rodea?

Otro ejercicio efectivo, similar al de la comida consciente, es el notar con gran detalle, y como si lo viéramos por primera vez, todo lo que nos rodea. ¿Qué forma tienen las cosas que creemos que conocemos de memoria? ¿Qué nos hacen sentir? ¿Tienen algún temperamento? ¿personalidad? ¿Nos recuerdan a algo? O simplemente experimentarlas: ¿de qué color son? ¿cuántos son? ¿tienen líneas, volumen, movilidad? ¿de qué manera reflejan la luz? ¿cómo ocupan el espacio? ¿cómo se sienten? ¿cómo interactúan con nuestro cuerpo?

Leer.

Aquí es importante escoger libros de calidad, que inviten a la reflexión y la imaginación. Podemos dejar textos o contenidos que se enfoquen puramente a entretener o llamar la atención para otro momento. Lo importante es que se cree un ambiente de contemplación, reflexión, juego e imaginación. 

Así que, ya lo sabes: no pienses que por tener tiempo libre tu hij@ está descansando; tómate el tiempo de pasar ratos de calidad y relajación con ell@s. De paso, tú también tendrás un tiempo de reflexión y paz, y podrán disfrutar al máximo de unos y otros y celebrar todas las cosas buenas que trae este cierre de año. ¡Disfruten!

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