Si bien la pandemia ocasionada por el brote de COVID-19 causó estragos en diferentes niveles de la sociedad y nos obligó a reinventar nuestros hábitos diarios, no todo ha sido negativo.
Hay algunas prácticas que podemos rescatar y que podemos (y debemos) seguir implementando en el mundo post-pandemia, no solamente para prevenirnos ante cualquier catástrofe sanitaria venidera sino también para mejorar nuestra calidad de vida.
Estos nuevos hábitos como el lavado correcto de las manos y evitar comer cualquier cosa en la calle, cobran mayor importancia en los más pequeños, pues se puede aprovechar la situación para inculcar hábitos más sanos en ellos al mismo tiempo que los protege de la amenaza del virus.
De acuerdo con un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia una tercera parte de la población mundial no implementa las medidas de higiene básica, siendo los más pequeños el sector más vulnerable.
Es importante que desde pequeños se inculquen los valores de higiene personal, especialmente durante estos tiempos, hacer estos no solo los mantendrá sanos sino que también es un ejercicio que ayudará a desarrollar la consistencia, la formación de hábitos y el cumplimiento de metas profesionales.
La pandemia también ha influido en nuestros hábitos de alimentación, al estar la mayor parte del tiempo en casa, muchos padres han tenido que volverse más creativos en la cocina, esto puede ayudar a inculcar una dieta más sana en los niños, así como a volvernos más cautelosos al momento de asistir a restaurantes y puestos de comida, y solo asistir a aquellos que cumplan con las medidas de sanidad recomendadas por el gobierno.